29/1/13

Ser solo y vivir en pareja

Vivir en pareja no es fácil, tampoco es para cualquiera. Desde hace 1 año que el amor fue más fuerte y convivo con mi novio, nunca evalué la posibilidad, fue un acto total de entrega irracional. Te quedás una noche, después otra, el finde largo, dejás un abrigo, una remera, el cepillo de dientes, le regalás una planta, traes tus libros, compartís el silencio, el almuerzo, las duchas y sin darte cuenta, estás conviviendo.
Pero, el problema no comienza ahí, ni siquiera cuando discutís sobre quién tiene que hacer las compras o lavar los platos o a quién le toca pasear al perro que juntos eligieron. El problema, porque claro que en algún momento surge el problema, es cuando volvés a estar sola. 
Una semana de vacaciones: él con su flia en la costa, vos en la cálida ciudad completando el inevitable trabajo. Eso que parecía catastrófico, propicio para escena de telenovela, se convierte en las mejores vacaciones que podías desear. Te reencontrás con tus cosas, con tus silencios, con tus pasiones. Te olvidás de la mirada del otro, de cag*r con la puerta cerrada, de comer a "la hora en que hay que comer". Porque me encanta el desayuno compartido pero más me gusta desayunar lo que quiero, me encanta dormir de a dos pero qué lindo que es tener toda la cama para mí sola, y sin lugar a duda, me encanta la vida compartida, pero cómo me gusta hacer lo que se me canta el cul*!

Contradicciones. Por lo pronto, me preparo para recibirlo. 


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